viernes, 6 de junio de 2014

4-Desmontándome: Del porteo ocasional

Antes de quedarme embarazada, no sabía que era esto del porteo. Sabía que existían las mochilas, con los bebés mirando hacia afuera y ya está. Es más, no había visto nada más.




Me quedé embarazada y empezé a informarme no se cómo... Todo un mundo se abría ante mi!! Fulares, mei-tais, colgonas, ergonómicas...

El caso es que yo necesitaba algo para portear, sabía que pasaría sola parte del día y debería tener algo que me permitiera las manos libres para poder llevar a mis perros de paseo. (Ya embarazada veía que logísticamente, un carro y 2 perretes no es viable).

Mi intención nunca fue de llevar a mi personita más de lo "necesario", es decir, por todos es sabido que los bebés no deben "acostumbrarse" en brazos.

No se como decidí que lo que necesitaba era un fular semielástico, pero una vez escogido, fui a un taller de porteo.

Me acuerdo de sentirme un poco "extraña" en ésa reunión, como si no fuera conmigo. La instructora nos explicaba que en casa también porteaba, que si los beneficios bla bla bla. "Exageradas". Nadie que conociera no ha tenido un bebé encima todo el día. Con mi super barriga de 30 semanas, me probé el fular. "Esto me irá perfecto para salir con el bebé y los perros".

Nació mi personita y me giró el mundo. A las 3 semanas, en plena crisis de lactancia, brazos constantes, sola en casa, 14 horas sin comer decidí hacer algo que cambió mi mundo. Me puse el fular en casa. Qué maravilla!! De repente, 2 brazos libres mientras amamanto y calmo. Fui corriendo (bueno, tal vez no fue corriendo), a prepararme algo para comer.

Al principio era reticente, y lo usaba cuando ya probaba otras cosas sin resultado (o mejor dicho, con resultado de mi personita berreando). Al final, comprendí que si quería tener "libertad", ésta pasaba por aceptar que mi personita es casi un aplique mio, necesita del contacto como del aire que respira.

Me abrió un mundo: comer, mantener conversaciones sin interrupciones, limpiar la casa, descansar los brazos y la espalda. Quedar con amigas a hacer un café, perderme por el campo caminando, ir de restaurante en trio...

Después del fular llegó la mochila, la bandolera de anillas... Ahora tengo que estrenar un tonga para ir a la playa y poderme meter en el agua.


No se si la malacostumbro, la verdad es que me da igual. La hago feliz y cuando veo que ella se calma, también yo soy feliz. El día que camine, seguro que preferirá explorar que encima mio, que ya me tiene muy vista.

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Quien soy yo

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Un bonito lugar, Spain
De treinta y (muchos) años. Sirve decir que mi espíritu se mantiene joven y que los 40 son los nuevos 20?? Semi neurótica y controladora, una joya. Hace años, la frase que me caracterizaba, para acallar comentarios de la gente que me rodea ha sido "los niños, de lejos y en jaulas". Ahora es "tu me ves con ganas de no dormir en años?" Así evito explicaciones complicadas o directamente mentir descaradamente. No tengo ganas de explicar mis neuras.